martes, 15 de octubre de 2013

FORD ESCORT RS COSWORTH.

EL PERFECTO HEREDERO.




Hoy vamos a hablar de uno de los coches más emblemáticos de todos los tiempos, un coche cuya presencia entre el tráfico levanta todo tipo de controversias e interrogantes. Sería un insulto describirlo en una sola frase, pero si pudiéramos elegir, esta sería: “El legado del Sierra Cosworth proviene de un coche que atrae por su estética rompedora y espectacular, sin embargo el Escort RS Cosworth pertenece a esa insólita estirpe de máquinas que embrujan cuando se conducen”.



Pero este artículo no solo pretende dar a conocer tal máquina, también queremos homenajear humildemente a dos de los grandes del automovilismo canario que han compartido gran parte de su historia en la competición con nuestro amigo, como son Goyo Picar y Nicomedes Pérez, cuyas fotos ocupan hoy la portada de este post.




El Escort RS Cosworth salió a la venta en el año 1992 por 4.125.000 pesetas, como la gran promesa para hacerse con el título del Grupo A. Su versión de calle tenía una potencia de 227 CV a 6.250 rpm y un par máximo de 290 Nm a 3.500 rpm; declaraba una velocidad máxima de 230 km/h, aunque este último detalle depende del equipamiento, ya que el alerón en opción hacía que la velocidad máxima se redujera en torno a 5 km/h. Acompañando al magnífico propulsor, está una transmisión a las cuatro ruedas mediante diferencial central y trasero de acoplamiento viscoso con un reparto de par de 34% delante y 66% detrás, unida a una caja de cambios de cinco velocidades.


Además de motor, el RS Cosworth goza de un chasis digno de mención con una suspensión independiente tipo McPherson con brazos de torsión inferiores en la parte delantera y trasera con brazos semiarrastrados, además de amortiguación a gas y barras estabilizadoras para ambos ejes. No hay otra forma de parar al Cosworth que con unos buenos frenos, por lo que se montaron discos ventilados delante de 278mm y traseros ventilados de 273mm, todo esto con un peso total de 1230 kg, relativamente ligero si tenemos en cuenta el peso de la transmisión AWD.


Detrás del volante nos encontramos con un coche muy noble que facilita las cosas al conductor en cualquier circunstancia, tendiendo a deslizar la parte trasera al abusar del gas siempre y cuando el morro del coche esté bien situado. Este comportamiento hace del RS Cosworth un coche muy divertido, que en manos expertas solo cae en sobreviraje cuando se fuerza la situación. En definitiva, la trayectoria ideal se pierde al límite subvirando cuando tardamos mucho en acelerar y metemos el morro tarde, y con un efecto sobrevirador cuando la trazada es perfecta pero la velocidad de paso demasiado elevada, así que en términos generales lo calificamos como un coche neutro.


El punto flaco del Escort Cosworth es quizá las recuperaciones, dado que para ganar esos 7 CV respecto a su predecesor el Sierra RS Cosworth, se ha recurrido a un turbocompresor de 70mm más de diámetro, de ahí que el coche peque de cierta pereza por debajo de 3000 rpm. Como contrapartida su posición de conducción es más que excelente y solo invita a una conducción más deportiva.


Pero, ¿qué hay detrás de tal mejora en comparación con un Escort normal?; Pues un nombre, Karmann, quien fabrica completamente el vehículo. Las principales diferencias son una distancia entre ejes mayor, una incremento en la longitud del coche; además de un diseño más en cuña, con la parte trasera más elevada. De cualquier forma la principal mejora no es estética, sino que se hace palpable en la alta rigidez de la estructura, gracias a la que es capaz de aguantar fuertes torsiones.


En el año 1994 el Escort RS Cosworth recibe varias modificaciones, la más notoria de todas ellas fue sin duda el tamaño del turbo, que pasó de ser un Garret T35 a un más compacto Garret T25, con lo que se conseguía reducir la inercia del rotor del turbo nada menos que en un 60% y dando por tanto, más respuesta. Ahora el Escort ya no flaquea en recuperaciones, su par máximo se desplaza a 2500 vueltas en lugar de las 3500, y la potencia máxima ahora es entregada a 5750 rpm en lugar de las 6250 anteriores. Pero para poder adaptar el nuevo turbo, hubo que hacer numerosas modificaciones en el motor; como por ejemplo una culata rediseñada por completo, también la instalación de una bobina por cada bujía y, en términos generales, una readaptación de toda la electrónica para que el motor funcione adecuadamente de la mano del nuevo turbocompresor.


Además del motor, el Escort RS Cosworth sufrió modificaciones en el apartado del chasis, modificando los muelles y sumando con los refuerzos, un total de 40 Kg más de peso.


En resumidas cuentas, un coche del mundial para los fines de semana, con un comportamiento que recuerda muchísimo al mundo de la competición, del cual a día de hoy solo pueden salir elogios. Seguramente, de las numerosas críticas del pasado, solo quede el girar la vista cuando sin darnos cuenta, uno de los raros ejemplares aborde nuestro retrovisor o nuestro paseo matutino, con un porte sobre la carretera digno del más grande de los deportistas de élite.


Extra Stage: El polémico alerón trasero.


Uno de los aspectos que más controversia causaron del RS Cosworth fue sin duda el alerón trasero en opción, tal fue así, que la revista Motor 16 así lo citaba en su número 466: “A pesar de la polémica, esta especie de <<Sombrilla>> montada en el Escort Cosworth tiene una función muy importante a alta velocidad”. Con casi todas las opiniones en contra en su día, el alerón del Cosworth se ha convertido hoy en día en un referente, es tan identificativo del coche que incluso se hace extraño pensar que se vendían sin él. 


2 comentarios:

  1. La verdad es que sin alerón el coche pierde gran parte de esa esencia, de esa línea que lo hace fácilmente reconocible. Es la firma de los Cosworth de la época. Gran entrada Juanpe.

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  2. hace mucho que no veo uno d esos en la calle y menos a la venta. Muy buen post.

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